Monasterio de Santa María de Rioseco (Ruinas) (Burgos)

BU-V-5744 BU CL

Direcciones

COMO VISITAR EL MONASTERIO DE RIOSECO

El monasterio de Rioseco se encuentra en el escondido Valle de Manzanedo, a pocos metros del pueblo del mismo nombre, en las Merindades, Burgos, siempre tiene sus puertas abiertas y se puede visitar el día y a la hora que se desee. Además, durante los meses estivales, los voluntarios de Rioseco organizamos sesiones de jornadas abiertas para ponerlo en valor y dar a conocer el trabajo del voluntariado.

NO ES NECESARIO REALIZAR NINGUNA RESERVA PARA LAS VISITAS GUIADAS

 


Para concertar un voluntario en invierno o para grupos numerosos, se puede enviar una solicitud a través del correo visitas@monasterioderioseco.com , indicando día, hora y número de visitantes. 
También se puede  llamar al teléfono  681 682 680

 



Historia

Rioseco, un monasterio viajero

El monasterio de Santa María de Rioseco, se encuentra situado al comienzo del valle de Manzanedo, en una altura que domina al Ebro, junto a la carretera que asciende hasta San Martín del Rojo.
Estuvo habitado durante siglos por “monjes blancos” de la Orden del Císter, llamados así por su indumentaria, por contraposición a los monjes cluniacenses, conocidos como “monjes negros”.
Pero no siempre estuvo ubicado donde hoy lo contemplamos. Su primer establecimiento fue en Quintanajuar, entre Cernégula y Masa. En 1135, el rey Alfonso VII “el emperador” entregó el monasterio de Quintanajuar al monje Cristóbal, sobre el que los estudiosos no se ponen de acuerdo en si era ya un “monje blanco”.
El rey Alfonso VIII deseaba pacificar la frontera de Castilla con Navarra, por eso les ofrece donaciones a los monjes de Quintanajuar si se trasladan a San Cipriano Montes de Oca en La Rioja, lugar al que se van en 1184. Pero en Montes de Oca no les gusta vivir, motivo por el que en los años siguientes fueron adquiriendo -bien mediante donaciones o mediante compras- terrenos en el Valle de Manzanedo. Por ello en 1204, los monjes se mudan a Rioseco, sin comunicárselo al Capítulo General de la Orden y con el desagrado del rey. Por esta decisión el abad fue destituido.
Pero no se ubicaron en su actual localización, puesto que ese terreno era de los Velasco, señores de Medina de Pomar, sino junto a un arroyo que nace en Fuente Humorera y vierte sus aguas en el Ebro.
Con la compra del terreno a los Velasco, la disculpa de una inundación que “destruyó” el monasterio primitivo y el beneplácito, esta vez, del Capítulo General, se trasladaron en 1236 definitivamente al que sería su último y definitivo emplazamiento.

 


MONASTERIO EN LA ACTUALIDAD

Desde el año 2010, se van realizando diferentes actividades que buscan la recuperación del monasterio.  Se han hecho varias publicaciones y artículos sobre el Monasterio, se ha conseguido facilitar el acceso de las personas y se ha detenido el expolio al que se le venía sometiendo. También se han ido realizando varias obras que permiten consolidar zonas en peligro de derrumbe del monasterio y descubrir partes importantes del cenobio. Con todo ello, se ha conseguido que Santa María de Rioseco sea el segundo destino turístico más visitado de las Merindades. 
Desde el principio, los voluntarios nos propusimos salvarlo de la ruina y del olvido, y  poco a poco nos acercamos a nuestra meta.  Sobre todo, hemos conseguido algo que no estaba entre nuestros objetivos pero que es más importante aún que ellos. Se ha conseguido consolidar un grupo humano lleno de vitalidad, de valores, de compromiso con su historia y con su pasado pero con la mirada en el futuro. Salvemos Rioseco es un grupo formado por personas de distintas formas de pensar y de sentir, de distintas edades y de procedencias muy diversas pero con un obetivo en común.
Cada cual  con respeto por el prójimo, con sus manos y con un poco de corazón ha puesto sus cualidades y habilidades al servicio de un proyecto común, real pero que a la vez está cargado de simbolismo.
Profesores, fotógrafos, pintores, músicos, sacerdotes, historiadores, periodistas, monjes cistercienses, estudiantes, arquitectos, arqueólogos, empresas, jubilados y parados… un largo etcétera que habla de todos los que han pasado por aquí aportando algo de su saber y de su hacer para cuidar e intentar “Salvar Rioseco”.
Una cosa sí hemos recuperado, nadie podrá decir que Rioseco está en el olvido.